martes, 1 de mayo de 2012

EL MONSTRUO


Macri llama a una conferencia de prensa sorpresa. Los periodistas van. Macri se sienta con su séquito. “Buenas tardes, gracias por venir”. Cómo no van a ir, Mauricio. Vas a decir algo importante. “Convoco a todos los sectores de la oposición a debatir y a consensuar políticas de estado”. Cri, cri, cri. Un periodista levanta la mano. “Macri, ¿esto quiere decir que puede haber un acuerdo electoral entre toda la oposición de cara a octubre?” (Qué me dijo Durán Barba, qué me dijo, qué me dijo, qué me dijo… Ah, sí…) “Vamos a ver”. Brillante.
El autodenominado piloto de tormentas siempre enarboló las banderas de las políticas a largo plazo. El estadista, acá, es él. Pero no está celoso de Macri. Al contrario. Mientras juega a las internas con el Alberto, sueña con una alianza con Mauricio. Claro, el problema de Duhalde es que nadie quiere salir en la foto con él. ¿Piantavotos? Naaahhh…
Cobos se frena ante muchos micrófonos. “Nunca dije que fuera a ser candidato”. Esa misma noche sueña con aquel otro solitario micrófono sostenido por sus temblorosas y transpiradas manos. “Mi voto es no positivo”. La gloria total, tan lejana, ¿cómo fue que se escurrió? La soledad es tan cruel como la fama, pero nunca tan obscena como la traición. “Me parece bien la convocatoria a acuerdos, como plantea Macri”, dice el vicepresidente que no fue. Cuidado Mauri…
La foto es espectacular. Ricardo Alfonsín estirándose en su silla frente a una mesa de vidrio que hace aparecer su cuerpo como partido en dos, al estilo de un rey en la baraja de póker. El título de la entrevista es: “Necesitamos ampliar las alianzas; se necesitan votos peronistas”. Ricardito, partido al medio; mitad radical, mitad peronista. Excelente. ¿Cuál es el de arriba y cuál el de abajo?
“Yo no voy abajo de nadie”, piensa Don Francisco mientras camina los pasillos de una feria en Lomas de Zamora. Con un arsenal de sonrisas, enfrenta la única cámara que lo sigue. El periodista, inquisidor e incisivo, le pregunta: ¿es posible gobernar mejor la provincia? “Sí, sin dudas”. Contundente.
¿Y Sanz?... “¿Quién?”. ¡Ernesto Sanz!... “Ahhh, sí. Mi prima se compró el 
último disco. Dice que es bastante bueno…”.
Todos ellos le quieren ganar a Cristina. Apuestan a un Frankenstein suturado por la ambición y el espanto. Un monstruo que se planifica y se construye en un extraño laboratorio conocido como Clarín.

                                                             Gabriel Prósperi. Periodista.
                                                             13 de abril de 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario