
El autodenominado piloto de
tormentas siempre enarboló las banderas de las políticas a largo plazo. El
estadista, acá, es él. Pero no está celoso de Macri. Al contrario. Mientras
juega a las internas con el Alberto, sueña con una alianza con Mauricio. Claro,
el problema de Duhalde es que nadie quiere salir en la foto con él.
¿Piantavotos? Naaahhh…
Cobos se frena ante muchos
micrófonos. “Nunca dije que fuera a ser candidato”. Esa misma noche sueña con
aquel otro solitario micrófono sostenido por sus temblorosas y transpiradas
manos. “Mi voto es no positivo”. La gloria total, tan lejana, ¿cómo fue que se
escurrió? La soledad es tan cruel como la fama, pero nunca tan obscena como la
traición. “Me parece bien la convocatoria a acuerdos, como plantea Macri”, dice
el vicepresidente que no fue. Cuidado Mauri…
La foto es espectacular. Ricardo
Alfonsín estirándose en su silla frente a una mesa de vidrio que hace aparecer
su cuerpo como partido en dos, al estilo de un rey en la baraja de póker. El
título de la entrevista es: “Necesitamos ampliar las alianzas; se necesitan
votos peronistas”. Ricardito, partido al medio; mitad radical, mitad peronista.
Excelente. ¿Cuál es el de arriba y cuál el de abajo?
“Yo no voy abajo de nadie”,
piensa Don Francisco mientras camina los pasillos de una feria en Lomas de
Zamora. Con un arsenal de sonrisas, enfrenta la única cámara que lo sigue. El
periodista, inquisidor e incisivo, le pregunta: ¿es posible gobernar mejor la
provincia? “Sí, sin dudas”. Contundente.
¿Y Sanz?... “¿Quién?”. ¡Ernesto
Sanz!... “Ahhh, sí. Mi prima se compró el
último disco. Dice que es bastante bueno…”.
Todos ellos le quieren ganar a
Cristina. Apuestan a un Frankenstein suturado por la ambición y el espanto. Un
monstruo que se planifica y se construye en un extraño laboratorio conocido
como Clarín.
Gabriel Prósperi. Periodista.
13 de abril de 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario