martes, 10 de diciembre de 2013

"POLI-CRACIA": 30 AÑOS Y MUCHOS MÁS

     
Democracia y policías, y vienen nombres: Miguel Bru, Elías Gorosito, Osvaldo Raúl Saliwonczyk, Jorge Julio López, Luciano Arruga. Y también vienen Walter Bulacio, José Luis Cabezas, Sebastián Bordón, Maximiliano Kosteki, Darío Santillán, Carlos Fuentealba, Candela Rodríguez. Desaparecidos y asesinados. Y en el medio, el inconfundible estilo de la policía. La policía que hoy democráticamente pide elevar sus democráticos salarios y democráticamente se rebela con la intención democrática de sindicalizarse pero permitiendo a su vez democráticos saqueos. Autoacuartelamiento, le llamaron. En Córdoba y en otras provincias, salieron airosos. Esperanzados estamos, ahora, TODOS en que los democráticos negocios prostibularios, los democráticos kioscos timberos, las democráticas prácticas extorsivas y las democráticas costumbres antidemocráticas culminen al fin...
En Grecia, la policía está sindicalizada. En octubre de 2012, cuando la crisis europea se expresaba con mayor crudeza en ese país, la Federación de Sindicatos de Policías amenazó al gobierno con negarse a reprimir las frecuentes protestas de trabajadores si no se le garantizaban mejoras en su remuneración. Sin mayor discusión, el gobierno griego cedió a la presión. Al mismo tiempo, recortaba salarios a trabajadores y jubilados. Los ajustes iban a traer alto bardo en las calles. El euro-poder crujía por todos lados. Se necesitaba una policía contenta y bien alimentada para reprimir lo que se venía. Aguantar las toscas, en buen griego bonaerense.*
En España, la policía también está agremiada. Se aúna en el Sindicato Unificado de la Policía (SUP). En septiembre del año pasado el SUP justificó la represión al movimiento de los indignados, la infiltración y el uso de policías encapuchados. En años anteriores, el SUP defendió públicamente el tratamiento brutal a los independentistas vascos, y exigió al gobierno español que profundizara la represión contra ETA, desconociendo los términos del acuerdo de alto el fuego. Allí los policías cobraban bastante bien, pero querían tener todo fríamente calculado... Y controlado. **
Aquí y allá, la policía nos cuida, pero también los cuida.
Más de 12 mil pesos de bolsillo para un policía que recién entra; ese era el reclamo de los policías bonaerenses. 12 mil pesos de bolsillo: ¿cuántos trabajadores cobrarán eso en el país? Un Estado democrático occidental capitalista debe cuidar los intereses del sistema. Para eso, debe alentar y fomentar que los individuos que conforman determinado conjunto social se inserten en el sistema económico como agentes productivos, es decir, obreros, empleados, profesionales, burócratas, ejecutivos, intelectuales, etc. De esa manera se sostiene y se alimenta la matriz del sistema, la santa tríada inversión-producción-consumo (No confundir con Dios, Patria y Familia, esa es otra tríada). Las fuerzas represivas están para custodiar aquella santa tríada y para repeler los intentos anti-sistema de los maxistas-leninistas-troskistas-montoperonistas y todos los "istas" que aparezcan. Si el salario de un policía es tan jugoso como para que una gran porción de la población se sienta tentada en ingresar a la fuerza, estaríamos hablando de un Estado, digamos, anti-capitalista... Casi espartano. Un Estado que acceda siempre a reclamos policiales como este, mediante democráticos autoacuartelamientos, estaría atentando contra su propia esencia. Ser policía puede ser una opción y hasta una vocación; nunca una tentación de bolsillo.
En Argentina, como en Grecia y en España, los policías mostraron y muestran que son PODER REAL. Sólo en Provincia de Buenos Aires son más de 50 mil hombres armados. Aunque lo reclamen a viva voz, aquí, no necesitan estar sindicalizados. En estos días, quedó más que claro. El PODER POLITICO, cedió; o al menos, negoció. La policía impuso condiciones y generó caos. Mostró los dientes y ratificó que cuando quiere, muerde. Repito: cuando quiere. Hasta cuándo seguirá mordiendo es uno de los grandes desafíos pendientes de nuestra democracia. En 30 años, la prueba sigue sin superarse. Allí están para recordárnoslo Bru, Gorosito, Saliwonczyk, Julio López, Arruga, Bulacio, Cabezas, Bordón, Kosteki, Santillán, Fuentealba, Candela y tantos otros. Hoy, la "POLI-CRACIA", también puede celebrar.

               Gabriel Prósperi. Periodista.
               10 de diciembre de 2013.

* (Boletín Informativo de CORREPI nº 674).
** (Europapress, 26/09/2012)  (Europapress 06/09/2010; 21/12/2011).

jueves, 31 de octubre de 2013

LA RABIA


“Ni vencedores ni vencidos”, dijo como pudo el golpista Eduardo Lonardi ante una asombrada multitud en Plaza de Mayo. A su lado, los otros generales y almirantes golpistas lo miraron de reojo y se miraron entre sí. Lonardi duró dos meses como presidente. Un contragolpe palaciego le dejó en claro para qué habían llegado a sangre y fuego al poder.
            Lonardi soñaba y hablaba de un neoperonismo sin Perón. “Recuperar lo bueno que se hizo y corregir lo malo”, decía y se decía. Pero él no había llegado allí, a la Casa Rosada, solo. Él y sus compañeros de armas tenían una misión: matar al perro y acabar con la rabia. Es decir, volver a la “normalidad”. Se debía hacer lo que se tenía que hacer: lo que el poder rural, financiero, transnacional, decía que había que hacer. Estado benefactor, no. Estado gerenciador, sí.
            Congelamientos salariales; sueldos por productividad; intervención sindical; persecución ideológica; desapariciones; fusilamientos. Las herramientas civilizadoras del postperonismo fueron variadas. El adoctrinamiento les llevó 28 años, cuatro dictaduras y cuatro gobiernos civiles. Y aún después del ‘83, volvieron con más. Alguien no los iba a defraudar...
            Hoy, regresa el concepto de “normalidad”. Varios dirigentes con proyección nacional pregonan el retorno a un “país normal”. Para esos dirigentes el país que hoy tenemos es anormal, aunque resbalan recurrentemente al intentar explicar en qué consiste esa anormalidad. Sea como sea, el regreso a un status quo perdido viene a copar la parada del paradigma discursivo de estos tiempos con olor a fin de ciclo. ¿A quién interpelan cuando hablan de regreso a la normalidad? ¿Quién es el destinatario del discurso cuando se habla de “rescatar lo bueno y corregir lo malo”? ¿Le hablan al pueblo o a aquellos que deben dar algún visto bueno? ¿Representantes del pueblo o representantes de empresas?
            La era K fue (y aun es) una etapa de definiciones. En estos 10 años, el Estado, como agente político, social y económico, fue el actor central del devenir de la Nación. La iniciativa siempre estuvo en el gobierno. Expropiarles YPF a los españoles para luego pactar atosigadamente con los norteamericanos conforma sin dudas un paso contradictorio y antipático, tal vez erróneo. Pero es un paso dado por el Estado, sin condicionamientos externos o internos, en función de intereses públicos. Lo mismo atañe para otras áreas, como el mercado del dólar, la política arancelaria, la de seguridad, etc. Cuesta hallar en la historia argentina esta correlación de fuerzas entre poder político público e intereses corporativos o sectoriales privados.
            La apelación al “país normal” suena a Estado gerente, no a Estado jefe. A Estado que acata, no a Estado que ordena. Por ahora, el candidato que más votos sacó en el país habla de “recuperar lo bueno y corregir lo malo”. Todavía no ganó más que el derecho a marcar un nuevo camino. Si más adelante, a través de las urnas, derrota definitivamente al perro, quedará en él correr el riesgo de reconocer a los vencidos o aceptar tranquilamente lo que ya varios piden, ansiosos: terminar con la rabia.

sábado, 31 de agosto de 2013

"ALLAHU AKBAR"

En este sitio http://www.youtube.com/watch?v=RYQe72F0Mc4 encontrarán una de las escenas más dramáticas de los últimos tiempos: un padre se reencuentra con su hijito, de apenas 3 años, a quien creía haber perdido en un ataque con armas químicas propinado por el gobierno sirio. Cuando el video se hizo popular en las redes, se decidió publicarlo en el noticiero en el que trabajo. La tarea de convertirlo en un informe periodístico recayó en mí. El producto terminado versaba sobre el “milagro” producido en medio del horror. Impacto, que le dicen.
Ese video no conllevaba más información que aquellas coordenadas: padre conmocionado, hijo encontrado y (creo) la ciudad siria en la que ocurrió. Nada más. No hacía falta más data que la que se veía. Porque lo único importante que debía comunicarse era ese abrazo, ese reencuentro, ese vestigio de humanidad. En efecto, los inhumanos son los que usan armas químicas contra ¡chicos! ¿Quién usa armas químicas? Estados Unidos dice: “el gobierno sirio”. Entonces, Estados Unidos agrega: “¿vamos a esperar “milagros” como este del video o actuamos para terminar con los inhumanos?”.
Barack Obama, el premio nobel de la paz 2009, acaba de anunciar que decidió atacar Siria. Tal decisión esperará aprobación del Congreso norteamericano. Necesita el aval de los representantes del pueblo para desatar lo que, seguramente, será una nueva carnicería escarmentadora. El propio secretario de estado, John Kerry, admitió que “el pueblo estadounidense está cansado de guerra”; por eso, se necesitan videos como el del papá y su hijito para convencer al soberano.
En 1898 Cuba era la única colonia española en América. Los rebeldes independentistas, con José Martí entre sus líderes, le habían declarado la guerra a lo que quedaba del imperio español. El gobierno de Estados Unidos quería entrar en acción a favor de los rebeldes. Se le hacía agua la boca por la isla y el mar caribe. Pero la opinión pública era arisca a tal ataque. Allí apareció la prensa para dar una manito. William Randolph Hearst era el amo y señor de los medios gráficos. El padre de la prensa amarilla. Orson Wells le dedicó la mejor película de todos los tiempos. El 15 de febrero de 1898 explotó en el puerto de La Habana el acorazado yanki “Maine”. Su hundimiento dejó 270 muertos. Las causas de la explosión no se supieron nunca. Pero al día siguiente, el 26 de febrero de 1898, Hearst publicó en la tapa de todos sus diarios que había sido un atentado perpetrado por militares españoles. Estados Unidos tardó apenas unas horas en entrar en guerra. España fue derrotada antes de luchar y Cuba se convirtió en protectorado del naciente imperio.
Del “Maine” al video del papá sirio con su hijito pasaron 115 años. El viejo Tío Sam nos demuestra una vez más que es un maestro en esto de la propaganda bélica. Hablando del video, los que lo vieron habrán notado que detrás del papá aparece un señor que todo el tiempo grita la misma frase. Dice “Allahu akbar” (Dios es grande). Estados Unidos está listo para hacer lo suyo. Siria es el blanco. “Allah baikoum” (Dios esté contigo).

                                               Gabriel Prósperi. Periodista.

                                               31 de agosto de 2013

lunes, 26 de agosto de 2013

LOS BUITRES Y EL ÁGUILA


            Los buitres esperan, complacidos. Hay más carroña a la vista. El cuerpo, aún vivo, se sacude y grita. Pero los matadores afilan el estoque. Eso sí: ya no usan delantal; usan toga.
            El poder judicial estadounidense es la garantía última del sistema. La orden de los templarios del American way of life. Desde el presidente hasta el último inmigrante lo saben y lo aceptan. Guay de aquel que ose pasarse de la raya. Y si no puede transgredir ese límite ni el propio presidente del país más poderoso de la Tierra, cuánto margen le quedará a los de afuera, a los del más allá… A los bárbaros. La Argentina lo está comprobando. La pelea con los “fondos buitre” o con los – perdonen la elegancia – holdouts, llegó a donde los buitres querían: primera instancia, a su favor. Cámara de apelaciones, a su favor. ¿Corte Suprema…?
            Especulaciones: si la Corte Suprema norteamericana toma el caso, pueden pasar meses para la definición. Si la Corte lo rechaza, el fallo de la Cámara queda firme inmediatamente. Entonces, Argentina tiene que pagar. Pagar o… (Del Capitán América para abajo, pueden mandar a cualquiera). La vía judicial parece una vía muerta. Queda la vía política. Si el gobierno de Obama es condescendiente con el planteo jurídico de la Argentina, e intercede lobbísticamente ante la Corte, es probable que haya más chances de que la Corte tome el caso. Subrayo TOME, no que FALLE a favor de nuestro país. Eso es harina de otro costal; hasta allí llegará la influencia de la Casa Blanca. Poncio Pilatos no vio delito en Jesús pero se lo entregó con plato y cubiertos al poder rabínico local.
            Cristina tomó la posta. Mandó al Congreso un proyecto para reabrir el canje. A priori, todo indicaría que los acreedores rebeldes se mofarán del convite. Al fin y al cabo, en la justicia de casita todo marcha como debe. La jugada de Cristina podría leerse en dos sentidos: hacia adentro y hacia afuera. Hacia adentro, es un repliegue a instancias más conciliadoras con la oposición, en presencia de un escenario económico que, en el mediano plazo, puede perjudicar a todos (ganadores y perdedores en las urnas). Hacia afuera, pretende ser una señal de fortaleza política: mostrar que en Argentina hay un aval institucional fuerte y (casi) ecuménico al canje de deuda y que la iniciativa política sigue estando del lado del gobierno, con proyectos pergeñados en Olivos y luego lanzados al ruedo de la discusión democrático-parlamentaria. Esto último, para los norteamericanos, padres y señores de la democracia moderna occidental, es un dato muy sensible a su simbología imperial. En definitiva, Argentina muestra que no es Venezuela ni Cuba: desde un lugar de sometimiento, acepta las reglas del juego creadas e impuestas a su orbe por los propios sometedores. Eso sí: juega su última carta… Capote o game over.
            Los buitres tienen hambre. Ya divisan su banquete sangrante. El último eslabón de la cadena alimentaria-financiera parece garantizado: cuando los buitres carroñean en la tierra, desde las alturas, el águila los custodia… Como siempre.

                                                           Gabriel Prósperi. Periodista.

                                                           26 de agosto de 2013.

martes, 18 de junio de 2013

POR QUÉ LA CORTE VOTÓ CONTRA EL VOTO


Escriben los jueces de la Corte anti-reforma judicial en su fallo:
“La ley hace que el magistrado que aspira a ser miembro del Consejo en representación de los jueces debe desarrollar actividades político-partidarias, llevar a cabo una campaña electoral nacional con el financiamiento que ello implica, proponer a la ciudadanía una determinada plataforma política  y procurar una cantidad de votos que le asegure ingresar al Consejo de la Magistratura. Esta previsión desconoce las garantías que aseguran la independencia del Poder Judicial frente a los intereses del Poder Ejecutivo, del Congreso o de otros factores de poder, en la medida en que obliga al juez que aspira a ser consejero a optar por un partido político”.
Escribe Zaffaroni en su fallo:
“En cuanto a la independencia de los consejeros y su reflejo sobre la independencia judicial, devenida de la necesidad de que los candidatos sean postulados por los partidos políticos, cabe observar que el concepto de independencia es doble: la hay externa, pero también interna, dependiendo la última de que el poder disciplinario, en materia de responsabilidad política y de presión interna del Poder Judicial, no sea ejercido por los órganos de mayor instancia, que es la esencia del concepto de corporación o verticalización”.
Es decir, la discusión de fondo, que se derramó (o ascendió, no sé) del poder político a la Corte, está en el concepto de “independencia”. Veamos estas dos situaciones:
a)      Un juez aspira a integrar el Consejo de la Magistratura. Con la reforma vetada, se postula ante sus pares. Lo eligen. ¿Por qué? ¿Por qué garantiza la decisión independiente en cada paso que dé por el mandato patriótico de la Constitución Nacional? ¿O porque garantiza que siempre votará en función de los intereses de aquellos que le delegaron su representación? Independencia política con dependencia corporativa.
b)      Un juez aspira a integrar el Consejo de la Magistratura. La reforma no fue declarada inconstitucional por la Corte. Se postula ante los dirigentes de un partido político. Es elegido por el voto popular. ¿Sus decisiones estarán influidas por su gen de imparcialidad o por la tendencia del partido que lo colocó en su sitio? Dependencia política con independencia corporativa.
La polémica sigue siendo eminentemente política, más allá de los preceptos constitucionales esgrimidos. En la Corte, vaya paradoja, se votó: ganó la postura a), 6 a 1. The show must go on.

                                                     Gabriel Prósperi. Periodista.

                                                     18 de junio de 2013

viernes, 24 de mayo de 2013

LA FOTO DE LOS OTROS


Foto 1: Dilma, Cristina, Mujica, Maduro, Evo, Correa. Foto 2: Santos, Piñera, Ollanta, Peña Nieto. Dos Latinoaméricas, dos proyectos. El choque ya llegó.
Esta semana, se celebró en Cali la cuarta cumbre de la llamada Alianza del Pacífico. Fue la más importante de todas. Colombia, México, Perú y Chile confluyeron y pactaron la adecuación de políticas comerciales comunes. En castellano: liberalizar sus economías, romper barreras aduaneras, suavizar fronteras. Un Mercosur anti-Mercosur. Aplauden la CNN, El País de España, El Comercio de Perú, El Tiempo de Colombia, El Mercurio de Chile. Aplauden los “mercados”. ¿Algo nuevo que nace o algo viejo que retorna?
“La Alianza – publicó el diario El País de España- apuesta por la estabilidad y una apertura conjunta completa en la que se eliminan aranceles, restricciones a las inversiones y al movimiento de personas. Mercosur no sólo no funciona, sino que además sus miembros se cierran al comercio entre ellos y a terceros”. Queda claro: Mercosur es el fracaso; la Alianza, el éxito. Mercosur es Estado entrometido en algo que no le compete: la economía, y más aún, el comercio exterior. La Alianza viene a garantizar el regreso a la “normalidad”: desaparición de aranceles, liberación de fronteras, laissez faire, laissez passer  en estado puro.
“Es un cambio de paradigma”, afirmó también en El País Luis de la Calle, ex subsecretario de Comercio Exterior de México durante el mandato de Ernesto Zedillo, el presidente del mítico “efecto tequila”. Y su expresión no es metafórica: es un deseo hecho certeza. El paradigma latinoamericanista, bolivariano, progresista, popular (o populista), estatista, mestizo que se impuso en nuestros países hace poco más de 10 años muestra grietas. Hasta hace poco tiempo, gobiernos conservadores, como los de Piñera o Santos, tenían que adherirse y hasta fomentar políticas públicas contrarias a sus convicciones. Su presencia a regañadientes en cada encuentro de la Unasur era un ejemplo de ello. ¿Qué cambió?
Sin dudas, el propio desgaste interno de los gobiernos populares en curso es un dato insoslayable. El ejercicio del poder, en constante puja con corporaciones mediáticas, empresariales e institucionales, provoca un agotamiento casi natural. Procesos revolucionarios más profundos, como la Nicaragua sandinista de principios de los ’80, fue un caso testigo. Además, las coyunturas inflacionarias, como la argentina o la venezolana, generan un hastío progresivo aún en aquellos sectores que apoyan ideológicamente el proyecto político.
Pero tal vez, el hecho decisivo en el agrietamiento del bloque populista sea la ausencia de Chávez. Con su muerte, se fue el líder y el símbolo de este proceso pretencioso de emancipación latinoamericana. Hoy, ese proceso es una idea sin rostro, y por lo tanto, sin proyección. Maduro no podrá ser nunca Chávez; como no lo podrá ser Evo Morales, desde la segunda economía más pobre de occidente; como no lo podrá ser Correa, vecino apocado de los “aliancistas”; como no lo podrá ser Mujica, por elección propia y por condicionamientos políticos, aún dentro del propio Frente Amplio; como no lo podrá ser Cristina Kirchner, ya decidida a abandonar el poder en 2015; como no lo podrá ser Dilma, ni Lula, ni ningún referente del Brasil, por ser Brasil un proyecto político – económico en sí mismo. No es casualidad que los cuatro del Pacífico hayan cerrado filas y se hayan mostrado al mundo dos meses después de la muerte del comandante bolivariano.
La Alianza hoy es la concreción de una ruptura con el macromodelo económico que, desde la llegada del chavismo, viene dominando el subcontienente. Un macromodelo fundado en el quiebre de las relaciones carnales con los centros del poder financiero trasnacional, articulado con la reaparición en escena de Estados participantes en los aparatos productivos nacionales. La ruptura con este macromodelo, sueñan muchos, seguirá adelante sin pausa y sin tregua en el campo político. ¿Qué pasará cuando Europa supere su crisis y redefina su estrategia comercial internacional? ¿A dónde apuntará sus cañones? ¿Al Mercosur “estatizante” o a la Alianza “librecambista”? ¿Y cuando Estados Unidos deje de mirar con angustia al Asia islámica para volver su mirada a su “Patio de atrás”? ¿Cuán ahogados estratégicamente quedarán los países que se mantengan en la tozuda idea de nacionalizar y popularizar sus economías?
Sonrientes y maquillados, Santos, Ollanta, Piñera y Peña Nieto reciben en sus rostros los flashes de las cámaras de los multimedios más poderosos de habla hispana. Una caricia al alma del librecambio y el antiestatismo. Una alquimia reciclada de conservadorismo político y liberalismo económico. Una foto desde el pasado, hacia el futuro. La foto de los otros.
                                                          
                                                           Gabriel Prósperi. Periodista.

                                                           24 de mayo de 2013.

lunes, 29 de abril de 2013

ARGENTINOS: ORGULLOS DE IMPORTACIÓN


            Messi, orgullo nacional… ¿orgullo nacional? Maravilla Martínez, orgullo nacional… ¿orgullo nacional? … Máxima (sí, la reina holando-argentina)… ¿orgullo nacional?... Nacieron acá, sí. Pero, ¿son genuinamente argentinos… argentinos…?
Messi es una maquinita de fútbol-perfecto moldeado y pergeñado en Barcelona. “Pará, loco. ¡Nació en Rosario y hasta jugó en las inferiores de Newell’s…! ¡Es de Newell’s!” Correcto, pero, ¿hubiera sido MESSI, así con mayúsculas, de haber seguido su desarrollo aquí? No lo sabemos, por supuesto. Pero sí sabemos que el MESSI con mayúsculas se hizo allá, lejos, sin influencia argentina, más allá de sus genes.
Con Maravilla pasa otro tanto. ¡No peleaba en Argentina hacía 11 años! Se confirmó Maravilla en otros lares. Se hizo campeón afuera. ¿Es considerable un producto genuino del boxeo argentino? El mismo Maravilla, ¿habrá querido ser un producto genuino de nuestro deporte? ¿O habrá “leído” en su devenir que para ser “Maravilla” debía emigrar, más allá de las penurias económicas que todos conocemos… y que por cierto, también pasaron (y pasan) cientos de boxeadores que se matan acá, dándole a bolsas ajadas y saltando sogas melladas
en algún húmedo gimnasio de por ahí.
¿Y Máxima? La aprecian en Europa y nos golpeamos el pecho. ¿Su virtud? La simpatía… Y haber sido objeto de deseo y de amor de un príncipe ignoto y furiosamente pelirrojo de un país lleno de tulipanes, molinos, goles de Johan Cruyff, obras maestras de Van Gogh y “Polders”.
            En fin, ¿cuán “nosotros” son estas tres glorias nacionales? ¿Son más argentinos Maradona, Borges, Fangio, Monzón, (y otros, ayúdenme…)? ¿Dónde radica el orgullo por ellos? ¿Es lo mismo el “ser” que el “hacer-se” argentino?
            Para tranquilidad de mucha conciencias, y para aportar un granito más de entretenida polémica, digamos que el argentino de todos los tiempos, el libertador de la patria, nació en Corrientes, pero “se hizo” San Martín, - el estratega, el gran general – lejos de acá, en España… ¿Habrá marcado para siempre nuestro destino de “orgullosidad” importada?

                                                           Gabriel Prósperi. Periodista.
                                                           29 de abril de 2013.

viernes, 19 de abril de 2013

ULTIMO MOMENTO: AGONIZA EL PERIODISMO


           
¿Cuál es el límite entre lo irrefutable y lo dudoso? ¿Fariña? ¿Elaskar? ¿Lanata? El domingo 14 de abril el informe de Lanata parecía tan inapelable como estruendoso. Al menos, así lo consideré mientras lo veía. Pero dos días después, las principales fuentes testimoniales comenzaron a disolverse en contradicciones, diretes, mentiras y tretas insostenibles. Dos sujetos no sólo se desdecían sino que negaban el delito denunciado. Dos campanas dejaban de sonar. ¿Y la tercera? Los documentos oficiales de las presuntas operaciones oscuras podían obtenerse por Internet. ¿Y entonces?
            Entonces, lo esencial: la hipótesis de la investigación (lavado de dinero de Lazaro “K” Baez) debe darse por real y verdadera, pase lo que pase y se arrepienta quien se arrepienta. La comprobación solo se subsume a una cuestión de pareceres, ópticas, gustos, ideologías, intereses. ¿Qué documentación que aporte Lanata de ahora en más a la causa podrá considerarse unánimemente como incuestionable? El propio Lanata dijo que a Elaskar – al segundo Elaskar, al de Graña – no le creyó nadie. ¿Y por qué debió él creerle como fuente fide-digna en su momento? Porque hablaba para solventar su idea fuerza. Y eso era lo principal… Aunque mintiera. Más aún cuando las afirmaciones de Elaskar se condecían con las del devenido mentiroso Fariña en la cámara oculta… Abro paréntesis: (Hablando de cámara oculta, ¿no es artero publicar una grabación de una fuente que supuestamente no sabe que la están grabando? Woodward y Bernstein no revelaron la identidad de “Garganta profunda” aún después de haber encabezado la investigación que terminó con la presidencia de Richard Nixon. El nombre de la fuente secreta recién se supo 33 años más tarde. Era el segundo del FBI).
¿Y el televidente? El televidente se ve forzado a creer lo que quiera creer. En el masivo 18 A se escuchó “Aguante Lanata”; “Lanata presidente”; “Vamos Lanata”. Para Lanata, la selección. Hinchas de Lanata. Ciudadanos deseosos de que avance, que denuncie, que moleste, que desenmascare al gobierno… Un gobierno que debe terminar. Un gobierno corrupto, ladrón, dictatorial, oprobioso, soberbio, falaz, mentiroso. Todo eso y mucho más. ¡Cómo no va a ser lavador de dinero un empresario decididamente K! “¿Que la investigación es endeble…? Mentira, es sólo otra contraoperación K”. Y puede ser… Pero de nuevo, ¿no sería sano comprobar la contraoperación? El cuento del huevo y la gallina…
Lanata es el principal periodista del grupo Clarín, el oligopolio mediático más poderoso del país, enfrentado a todo o nada con el gobierno. Sus recursos económicos y humanos son… Son los que se necesiten. Y aún así pone al aire una cuestionable investigación que apunta al corazón de la presunta corrupción K. ¿Qué nos queda entonces al resto de los periodistas? ¿Cuál será nuestro margen de credibilidad de aquí en más? ¿Qué información podrá juzgarse como irrevocablemente verdadera y cuál no? Me da miedo que en el próximo Boca-River, gane River 2 a 0 y los de Boca no reconozcan la derrota porque “nosotros, no vimos en ningún momento del partido que la pelota haya ingresado a nuestro arco dos veces”.
La puja Clarín – Gobierno, resumido en el caso Lanata-Báez-Fariña-Jelinek-Calabró-Rossi, convirtió al periodismo en una cuestión de fe. Quien quiera creer, que crea. Y el que no, que no. La era del periodismo-religión. El periodismo de investigación, de denuncia, el temible “cuarto poder”, late cada vez más despacio. Ojo: la placa roja de último momento está ahí de la placa negra.

                                               Gabriel Prósperi. ¿Periodista?
                                               19 de abril de 2013.

viernes, 12 de abril de 2013

¿ESTADO DE CATASTROFE O CATASTROFE DE ESTADO?


           
           Cristina Kirchner pisó Tolosa el día después de la inundación. El barrio donde nació tuvo agua hasta los picaportes de las puertas. ¿Fue por nostalgia lastimera? No. Fue para mostrar en cuerpo presente que el Estado iba a estar… ¿Y estuvo? Para los kirchneristas sí. Para los anti-kirchneristas, no. O por lo menos, estuvo mal.
            Las críticas más numerosas se basaron en la presencia “insuficiente” del Estado: “no llega la ayuda a tal lado”; “falló la logística en tal otro”; “aparecen ahora cuando el desastre ya se consumó y no invirtieron para prevenir”. Los medios opositores al gobierno destacaron los abucheos. Por supuesto en primer término a Cristina Kirchner y a su cuñada, Alicia, y muy luego, al gobernador Daniel Scioli. Funcionarios, cara a cara con la gente. Para Clarín o La Nación no fue una acción natural y necesaria: fue una desfachatada intentona de poner el pecho en un año electoral… que les salió muy mal.
            Aquellos que en los medios piden más Estado en el desastre, son los mismos que piden menos Estado en la vida cotidiana. A saber: menos retenciones, menos impuestos a la propiedad, menos cuarta categoría, menos intervención en los mercados internos y externos. ¿Cómo puede el Estado reaccionar a tiempo si no se financia? ¿Qué está primero el huevo o la gallina? El planteo suena a los roaring ‘90’s: el Estado será sólo educación, salud y seguridad… Pero sin un mango. Estado flaco, vacío y endeudado a la fuerza, ergo, el no-Estado. ¿Quién gana? Los que tienen los medios para salvarse a sí mismos: esos que no quieren pagar retenciones, ni impuestos, ni que venga ningún Moreno a escorchar. Librecambio para todos… Y el resto, que se ahogue.
            ¿Es La Cámpora el Estado? No. Pero se la presenta como parte de tal. Entonces falla, aparenta, se entromete, molesta, acapara, se enfrenta, ¿roba?... La novela de las pecheras quedará anclada en la anécdota intrascendente. Pero en tiempos de urgencia y catástrofe sirvió como agente demonizador. Qué mejor enemigo del gobierno que aquel que está necesitado y se siente usado, olvidado, abandonado. La política disfrazada de periodismo pretendiendo desenmascarar a la política disfrazada de caridad.
            Finalmente, el único valor destacado en la tragedia estuvo en la auténtica solidaridad de la gente. La gente sola, desamparada. La solidaridad de la gente es esfuerzo. La solidaridad del Estado no es solidaridad: es obligación. Las cámaras apuntando a un funcionario en un centro de evacuados o en un barrio inundado es demagogia. Las cámaras apuntando a un ciudadano en un centro de evacuados o en un barrio es la demostración más cabal del “ser argentino”. ¿No hay demagogia mediática en destacar sólo la solidaridad de la gente? ¿No será que la ayuda del pueblo más la acción del Estado lograron mejores resultados que una y otra separadas, cada una por su lado?
            “Es la economía, estúpido”, rezaba el slogan que hizo ganar impensadamente a Bill Clinton la presidencia de los Estados Unidos, en 1992. ¿Aquí qué sería? ¿La solidaridad? ¿Las pecheras? ¿Los abucheos? Puede ser cualquiera. Lo cierto es que, cuando bajó el agua, quedó el barro más sucio y apestoso: el de la utilización política de la tragedia. El estado de catástrofe presentado como la catástrofe del Estado.

                                                                       Gabriel Prósperi. Periodista.
                                                                       12 de abril de 2013.

sábado, 16 de marzo de 2013

MAS PAPISTAS QUE EL PAPA




Chávez muerto; Bergoglio Papa. Todo, en sólo una semana. Para los medios conservadores, se fue Chávez, el demagogo, el populista, el autoritario, el soberbio, el mentiroso. Y llegó Bergoglio Papa, el humilde, el austero, el cordial, el serio, el dialoguista. Dos mundos antagónicos. Buenos y malos. ¿El momento justo para el primer Papa latinoamericano?
Clarín dice que la muerte de Chávez es “el fin de una era”. ¿El fin de una era sólo para Venezuela? Claro que no. El fogoneo del enfrentamiento Bergoglio vs. gobierno K es constante. La energía editorial está puesta en poner a Bergoglio Papa como abanderado de una megacoalisión anti-K, definitiva y terminal. El frente externo está abierto. La línea Maginot kirchnerista muestra agujeros. En la trinchera K algunos tiran granadas y otros sacan la bandera blanca. Cristina, mientras tanto, estará en primera fila presenciando la entronización en El Vaticano. Desde algunas redacciones, sociedades rurales, oficinas, sindicatos, tribunales, casas de gobierno y palacios municipales, se restriegan las manos. Sueñan con ver a la presidenta besando el anillo papal, arrodillada. ¿Será la foto del principio del fin de aquella era?
Esta Iglesia sospechada de corrupción; de silencio y encubrimiento pedófilo; de retroceso en términos de salud sexual y cuestiones de género; de aval tácito a los atropellos de los países centrales contra los países periféricos; de ninguneo a los reclamos anti-colonialistas; ¿será esta Iglesia, digo, la que pueda motorizar y sustentar espiritualmente un “salto hacia adelante” para nuestros pueblos? En estos años, se produjeron hitos de cambio social sin precedentes. El matrimonio igualitario es la evidencia más notoria. Cuando se vayan apagando las emociones y los cánticos argentino-céntricos, ¿hasta dónde llegará el efecto-Bergoglio? ¿Estará la sociedad dispuesta a volver a un statu quo anterior? Tanto la ola como el reflujo siempre dejan marcas en la orilla…
A todo esto, ¿qué opinará políticamente el propio Bergoglio? ¿Dónde estará parado en referencia a los gobiernos renovadores y reformistas (no me atrevo a decir revolucionarios) sudamericanos de la última década? Y si su pensamiento se acercara a ellos, ¿cuánto margen de acción le dejará la propia estructura institucional y dogmática que aceptó representar? ¿Fue su postura política una condición para elegirlo? ¿Fue su predisposición a “dar batalla” la que decidió la fumata en su favor? En el cónclave quedó la mitad de la respuesta. La otra mitad, la develeramos en el transcurso de su papado.
Yo no fui nunca al Vaticano pero estimo que hay Wi-Fi. El Papa tendrá oportunidad de chusmear los portales informativos argentinos. Y si ya lo ha hecho, habrá caído en la cuenta de que su llegada al trono de San Pedro causó enorme furor patriótico. Y también, un explosivo furor anti-K. Su asunción pareciera ser la pieza que faltaba, el golpe de horno final, el milagro caído del cielo para los sectores que pujan y presagian desde hace años el fin de esto que se ha dado en llamar kirchnerismo. La muerte de Chávez, la llegada de Bergoglio Papa, los paros de Moyano que se vienen, la conflictividad social en ascenso y las urnas que esperan en octubre para que el postre sea la más dulce de las derrotas K. ¿Aceptará Bergoglio Papa este rol que desde aquí se le quiere dar como actor externo de la vida política argentina? ¿Será efectivamente el sostén espiritual del Knock out K? ¿O será que estos que se ilusionan con un plan tan aceitado, en verdad, son más papistas que el Papa?

                                               Gabriel Prósperi. Periodista.
                                               16 de marzo de 2013.

martes, 5 de marzo de 2013

CARAS Y CARETAS






            Miro esas caras que se juntan y lloran y se preguntan “y qué será de nosotros”. Caras con arrugas, caras con años, caras con mugre juntada, caras de décadas de silencio. Caras negras, mestizas, mulatas; caras sin dientes; caras sin auto; caras sin casa; caras con pena. Caras que salieron a la calle; caras dueñas de las calles. Calles de tristeza. Y una cara, todavía y eternamente sonriente, allá, en lo alto, desde un cartel. Otra cara mestiza. Cara de todas las caras.
            Cómo no pensar que hay otras caras sonrientes, caras rubias, caras con futuro, con futuro en el pasado, su feliz pasado. Caras en sus casas; caras frente a la tele; caras que ven la bandera a media asta; caras de “ya pasó”; caras de “al fin”. Esas caras que costaron y costarán tan caras. Caras caretas.
             ¿Qué será de aquellas caras cuándo se sequen las lágrimas? ¿Dejarán que vuelvan las caras caretas? ¿Serán sólo caras mirando con añoranza al cartel? ¿O serán caras que le darán pa`lante, por aquella cara de sonrisa y boina, y por sus propias caras?
            Desde acá, y minutos después de los rojos “último momento”, mi cara, triste, se acuerda: “Alca, Alca… al carajoooooo”. “Váyanse al carajo yanquis de mierda, que aquí hay un pueblo digno”."Good bye, Míster Monkey”. “Hasta la victoria siempre”. “Patria o muerte… venceremos”. Sí, comandante: venceremos.

                                                                       Gabriel Prósperi. Periodista.
                                                                       Un doloroso 5 de marzo de 2013.

martes, 19 de febrero de 2013

LOS MUCHACHOS CLARINISTAS



           Scioli, con Joaquín Morales Solá. Moyano, con Nelson Castro. Macri, con… Bueno, Macri con ellos y con Bonelli y con Edgardo Alfano y con Van der Koy y con Blanck y con varios más. Uno a uno, los candidateros autocandidateados pasaron por los estudios de TN y dejaron sus pañuelitos perfumados a las espadas discursivas del multimedios. Los tres, a su manera, tienen bien clara una cosa: sin Clarín, no llegan al 2015 y por eso iniciaron una abierta campaña de seducción para que el “gigante amapolas” de Magnetto los adopte como el novio electoral para derrotar al kirchnerismo.
            Scioli atacó primero. En medio de la guerra sin piedad entre el multimedios y Cristina, que tiene como blanco predilecto a Amado Boudou, el gobernador bonaerense apareció sentado a la mesa de Don Joaquín, un lunes caluroso de enero, hablando de las bondades del “diálogo” y de su fidelidad a un estilo conciliador y pacifista. Scioli desplegó su inocuo discurso destinado a enmascarar un juego a dos puntas: por un lado dice apoyar el proyecto K desde siempre, “aún en los momentos más difíciles”. Pero por otro, no duda en acercarse sonrientemente a los sectores que son enemigos declarados de tal proyecto: corporaciones del campo, Clarín… hasta Cobos. Su actitud se refleja en el color elegido para representar su proyecto: el naranja; ni rojo revolución ni amarillo papal. Un “no-se-qué” que, de llegar al poder, deberá devolver favores rápidamente a sus “socios-trampolines”. ¿Cuánto de lo construido por el proyecto K que dice apoyar quedará pisoteado bajo las botas embarradas de los revanchistas miserables del eterno retorno?
Si hay algo que emparenta a Scioli con Macri es su visión de la construcción política. Ambos estructuran el poder bajo los parámetros estratégicos de los ’90; es decir, reconocen la existencia de un poder fáctico superior al poder político y se acercan sin miramientos a él. Subsumen la política al capital. Para Macri, la política no transforma más que calles, micros o plazas. La política no está para transformar sino para “confirmar”. En el discurso de Macri siempre hay un “volver a la normalidad”. ¿Cuál normalidad? La del establishment dominante e incuestionable; la del campo siendo la rueda maestra del país; la de la Sociedad Rural y las megaempresas transnacionales; la del capital financiero controlando la economía tuya, mía y de él. Macri es el niño mimado de la política títere. En estos días insistió con que el Fútbol para todos es una aberración y que hay que devolverlo al sector privado. ¿Se lo está diciendo a tipos como yo o como mi vecino que podemos ver a Boca o a River sin pagar? No, se lo está diciendo a Clarín, de frente, y con ello lo está invitando: “subite al micro amarillo del PRO y volverás a ser el monopolio incontrastable, omnipotente y controlador de siempre. Volvé, Clarín, a la normalidad”. Una oferta casi imposible de rehusar…
            Y por último, Moyano, la esperanza mestiza. A esta altura, nadie duda de que la pelea Moyano – kirchnerismo es política. Tampoco se puede dudar del poder de convocatoria y movilización que aún sostiene el camionero. Pero el viejo Hugo sabe que con eso no basta. Hay que mostrar los dientes en la calle, pero las uñas en la tele. La semana pasada fue protagonista de la entrevista más cómoda de su vida. Se la realizó Nelson Castro, en los estudios de TN. Castro – tal vez junto al converso Lanata - es el periodista opositor con más seguidores dentro de la clase media más recalcitrantemente anti-K. Sus editoriales defenestraban a Moyano hace apenas dos años. Pero los tiempos cambiaron y las circunstancias también. Si el fin justifica los medios, Moyano es un perfecto medio para limar poder al kircherismo donde más fuerte es: en los sectores populares. A su vez, a Moyano, le conviene un entendimiento con Castro porque puede presentarse en sociedad ante quienes hace poco tiempo nomás lo veían como un ser grotesco, violento y sobre todo, “demasiado peronista”. ¿Tendrá Hugo espaldas para sostenerse como el principal contrincante del kirchnerismo bajo la sombra y el amparo de Clarín y sus secuaces? Tal vez, como primera medida, deba probar con cambiar la campera de cuero por el saco y la corbata.
            ¿Con quién se quedará el novio multimediático? ¿Estará obligado a elegir o jugará su carta maestra: convidarlos a los tres a unirse en un ménage a trois para derrotar juntos al odiado régimen que ya lleva 10 años? ¿Entonarán Scioli, Macri y Moyano una nueva marcha triunfal: la de los “muchachos clarinistas”? Recuerden, pesimistas: la política es el arte de lo posible.

                                                           Gabriel Prósperi. Periodista.
                                                           19 de febrero de 2013.