sábado, 31 de agosto de 2013

"ALLAHU AKBAR"

En este sitio http://www.youtube.com/watch?v=RYQe72F0Mc4 encontrarán una de las escenas más dramáticas de los últimos tiempos: un padre se reencuentra con su hijito, de apenas 3 años, a quien creía haber perdido en un ataque con armas químicas propinado por el gobierno sirio. Cuando el video se hizo popular en las redes, se decidió publicarlo en el noticiero en el que trabajo. La tarea de convertirlo en un informe periodístico recayó en mí. El producto terminado versaba sobre el “milagro” producido en medio del horror. Impacto, que le dicen.
Ese video no conllevaba más información que aquellas coordenadas: padre conmocionado, hijo encontrado y (creo) la ciudad siria en la que ocurrió. Nada más. No hacía falta más data que la que se veía. Porque lo único importante que debía comunicarse era ese abrazo, ese reencuentro, ese vestigio de humanidad. En efecto, los inhumanos son los que usan armas químicas contra ¡chicos! ¿Quién usa armas químicas? Estados Unidos dice: “el gobierno sirio”. Entonces, Estados Unidos agrega: “¿vamos a esperar “milagros” como este del video o actuamos para terminar con los inhumanos?”.
Barack Obama, el premio nobel de la paz 2009, acaba de anunciar que decidió atacar Siria. Tal decisión esperará aprobación del Congreso norteamericano. Necesita el aval de los representantes del pueblo para desatar lo que, seguramente, será una nueva carnicería escarmentadora. El propio secretario de estado, John Kerry, admitió que “el pueblo estadounidense está cansado de guerra”; por eso, se necesitan videos como el del papá y su hijito para convencer al soberano.
En 1898 Cuba era la única colonia española en América. Los rebeldes independentistas, con José Martí entre sus líderes, le habían declarado la guerra a lo que quedaba del imperio español. El gobierno de Estados Unidos quería entrar en acción a favor de los rebeldes. Se le hacía agua la boca por la isla y el mar caribe. Pero la opinión pública era arisca a tal ataque. Allí apareció la prensa para dar una manito. William Randolph Hearst era el amo y señor de los medios gráficos. El padre de la prensa amarilla. Orson Wells le dedicó la mejor película de todos los tiempos. El 15 de febrero de 1898 explotó en el puerto de La Habana el acorazado yanki “Maine”. Su hundimiento dejó 270 muertos. Las causas de la explosión no se supieron nunca. Pero al día siguiente, el 26 de febrero de 1898, Hearst publicó en la tapa de todos sus diarios que había sido un atentado perpetrado por militares españoles. Estados Unidos tardó apenas unas horas en entrar en guerra. España fue derrotada antes de luchar y Cuba se convirtió en protectorado del naciente imperio.
Del “Maine” al video del papá sirio con su hijito pasaron 115 años. El viejo Tío Sam nos demuestra una vez más que es un maestro en esto de la propaganda bélica. Hablando del video, los que lo vieron habrán notado que detrás del papá aparece un señor que todo el tiempo grita la misma frase. Dice “Allahu akbar” (Dios es grande). Estados Unidos está listo para hacer lo suyo. Siria es el blanco. “Allah baikoum” (Dios esté contigo).

                                               Gabriel Prósperi. Periodista.

                                               31 de agosto de 2013

lunes, 26 de agosto de 2013

LOS BUITRES Y EL ÁGUILA


            Los buitres esperan, complacidos. Hay más carroña a la vista. El cuerpo, aún vivo, se sacude y grita. Pero los matadores afilan el estoque. Eso sí: ya no usan delantal; usan toga.
            El poder judicial estadounidense es la garantía última del sistema. La orden de los templarios del American way of life. Desde el presidente hasta el último inmigrante lo saben y lo aceptan. Guay de aquel que ose pasarse de la raya. Y si no puede transgredir ese límite ni el propio presidente del país más poderoso de la Tierra, cuánto margen le quedará a los de afuera, a los del más allá… A los bárbaros. La Argentina lo está comprobando. La pelea con los “fondos buitre” o con los – perdonen la elegancia – holdouts, llegó a donde los buitres querían: primera instancia, a su favor. Cámara de apelaciones, a su favor. ¿Corte Suprema…?
            Especulaciones: si la Corte Suprema norteamericana toma el caso, pueden pasar meses para la definición. Si la Corte lo rechaza, el fallo de la Cámara queda firme inmediatamente. Entonces, Argentina tiene que pagar. Pagar o… (Del Capitán América para abajo, pueden mandar a cualquiera). La vía judicial parece una vía muerta. Queda la vía política. Si el gobierno de Obama es condescendiente con el planteo jurídico de la Argentina, e intercede lobbísticamente ante la Corte, es probable que haya más chances de que la Corte tome el caso. Subrayo TOME, no que FALLE a favor de nuestro país. Eso es harina de otro costal; hasta allí llegará la influencia de la Casa Blanca. Poncio Pilatos no vio delito en Jesús pero se lo entregó con plato y cubiertos al poder rabínico local.
            Cristina tomó la posta. Mandó al Congreso un proyecto para reabrir el canje. A priori, todo indicaría que los acreedores rebeldes se mofarán del convite. Al fin y al cabo, en la justicia de casita todo marcha como debe. La jugada de Cristina podría leerse en dos sentidos: hacia adentro y hacia afuera. Hacia adentro, es un repliegue a instancias más conciliadoras con la oposición, en presencia de un escenario económico que, en el mediano plazo, puede perjudicar a todos (ganadores y perdedores en las urnas). Hacia afuera, pretende ser una señal de fortaleza política: mostrar que en Argentina hay un aval institucional fuerte y (casi) ecuménico al canje de deuda y que la iniciativa política sigue estando del lado del gobierno, con proyectos pergeñados en Olivos y luego lanzados al ruedo de la discusión democrático-parlamentaria. Esto último, para los norteamericanos, padres y señores de la democracia moderna occidental, es un dato muy sensible a su simbología imperial. En definitiva, Argentina muestra que no es Venezuela ni Cuba: desde un lugar de sometimiento, acepta las reglas del juego creadas e impuestas a su orbe por los propios sometedores. Eso sí: juega su última carta… Capote o game over.
            Los buitres tienen hambre. Ya divisan su banquete sangrante. El último eslabón de la cadena alimentaria-financiera parece garantizado: cuando los buitres carroñean en la tierra, desde las alturas, el águila los custodia… Como siempre.

                                                           Gabriel Prósperi. Periodista.

                                                           26 de agosto de 2013.