Candela, Candela, Candela, ¿dónde
estás? Tu mamá te busca, grita y salta por vos. Tu papá está preso. Ahhhh…
Mmmmm… Dudas. ¿Dudas de qué? La policía busca. Los periodistas hablan. Las
cámaras están en todos lados. Muestran todo. Y hay famosos. Hasta Darín está. Y
la presidenta también. Y Candela, vos Candela, ¿dónde estás? ¿Quién te tiene, a
dónde fuiste? Esa sonrisa hermosa de 11 años, ¿también te la habrán robado? Y
pasan los días, y los policías buscan y los periodistas hablan y las cámaras
muestran cómo los vecinos lloran y tus amigos hacen carteles y tocan el bombo y
hacen remeras y dan teléfonos. Todo por vos, Candela; por vos y tu sonrisa de facebook.
Y de repente: “allanamiento, 300 policías, una villa de San Martín”. Y todos
miramos y esperamos. Miramos y escuchamos. Miramos la tele, porque la tele
llega a la par de la policía. La “magia” de la tele. Todo pasa por la tele,
todo menos vos, Candela. Y nada. Falsa alarma. Y al otro día, otro operativo, y
otro y otro. Hasta que aparece un cuerpo. Y llega un helicóptero con el
gobernador. Y llega tu mamá y te ve allí, sin vida. Y el gobernador le toca el
hombro a tu mamá mientras ella dice “sí, es mi hija, me la mataron”. Y todo se
filma, y lo vemos, Candela, vemos eso. A tu mamá viéndote así, sin que puedas
sonreír más. Y después, una llamada que se escucha y llega a los noticieros al
mismo tiempo que tu cuerpito, solito, viaja en esa horrible morguera. “Nunca
más la vas a ver a volver a ver”. ¿A quién, a vos Candela? Los periodistas
dicen que sí, a coro. Que le hablan a tu mamá y que te mataron por culpa de tu
papá. De tu papá, ¿sabés? Eso dicen. Y al otro día te entierran, y sobre tu
cadáver insultan a tu mamá y una tía se pelea con los que insultan a tu mamá y
todos vemos todo. La tele está ahí, Candela. ¿Te gustaba la tele a vos? Claro,
¿a quién no? En la tele siguen hablando de vos, pero cada día un poquito menos.
¿Se medirá la verdad en puntos de rating? ¿Qué verdad? ¿La que te llevas para
siempre o la que pueden descubrir, crear, construir, inventar la policía, la
justicia y los medios? Perdoná, Candela. Aún sin vos, el show debe continuar.
Gabriel
Prósperi. Periodista.
2
de septiembre de 2011
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