
“El gobierno nacional no convoca a
la celebración por el 17 de octubre porque el kirchnerismo no
sacraliza la figura de Perón. Esta postura es inherente al
pensamiento del peronismo de izquierda que está en la matriz
ideológica del kirchnerismo. Fíjese que en 12 años, el gobierno
nacional no inauguró ninguna estatua de Perón. Paradojalmente, fue
Macri quien sí lo hizo...”. Definiciones de Mario “Pacho” O'
Donell en una entrevista que pude hacerle esta semana. Definiciones
que me hicieron pensar en los muchos rostros que aún hoy sigue
teniendo Perón.
En efecto, el gobierno nacional no
ensalza la figura de Perón como sí lo hace con la figura de Evita.
A Perón lo coloca en el panteón de los líderes populares redimidos
en la época, como Dorrego, Rosas, Güemes, Juana Azurduy, Yrigoyen,
Alfonsín, pero está en ese mismo estante. Un líder más, no EL
LÍDER, así con mayúsculas.
Por su parte, sectores abiertamente
anti-peronistas revalorizan la imagen de Perón, sobre todo en épocas
electorales. Mauricio Macri, líder del Pro, un partido que vendría
a reencarnar los viejos anhelos de una derecha conservadora
democrática y competitiva, a la manera del Partido Demócrata
Progresista de Lisandro de la Torre, inauguró hace pocos días una
estatua de Perón. Pero atención: una estatua del Perón del
regreso, del Perón del 73-74, el Perón “realista” para unos, y
el Perón de la “desilusión” para otros. El Perón de la “más
maravillosa música”. El Perón de los “imberbes y estúpidos.”
El Perón de traje y corbata. El Perón de la burocracia.

Y fue el propio Perón el que alimentó
en vida esta pluralidad conceptual. El Perón conciliador del '45,
del “de casa al trabajo y del trabajo a casa”, no es el Perón
enfurecido del '55, del “por cada uno de los nuestros caerán cinco
de ellos”. El Perón exiliado de “la violencia del pueblo no es
violencia, sino justicia”, no es el Perón aburguesado del discurso
de “los imberbes y estúpidos”. El Perón de Evita no es el Perón
de Isabel.
Perón fue un brillante estadista, un
consuetudinario militar, un notable intelectual, un inigualable
orador y el indiscutible mentor de un movimiento que fue para acá,
para allá, para arriba, para abajo, para la derecha y para la
izquierda. Como él. Por eso, hoy, 70 años después, los peronistas
pueden ser anti-peronistas y los anti-peronistas, peronistas.
Gabriel Prósperi. Periodista
17 de octubre de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario