La Presidenta va al ballotage. Ella.
Ella que es el proyecto nacional y popular. Ella, que son las
conquistas y los derechos y todos los etcéteras que quieran. Ella
que es la verborragia, la soberbia, la altanería y todos los otros
etcéteras que quieran. La victoria o la derrota serán de Ella. Así
será. Y lo dejó en claro Ella misma, anoche, ante los patios
militantes, ante las cámaras, ante el país, ante los candidatos
innombrados.
Y no es casualidad que no hayan sido
nombrados uno y otro candidato. Ellos son sujetos tácitos, porque el
sujeto presente y encarnado de la próxima elección, será Ella,
Cristina, la presidenta, la “jefa”, como la vitoreaban los
militantes enjugados en lágrimas. En, quizás, el discurso más
esperado de los últimos cuatro años, Cristina interpeló al pueblo
elector. Mirándolo a los ojos a través de la cámara que le
apuntaba, personificó en sí misma el proyecto, sus logros y su
proyección. Descarnadamente, se hizo cargo de lo que vendrá. Y en
ese hacerse cargo, puso todo blanco sobre negro: el ballotage no será
entre uno y otro hombre; el ballotage será entre un sí o un no al
proyecto. Entre un sí o un no a Ella. Otra vez, como en 2011, será
el 54 %, sólo que esta vez, a favor o en contra. Pato o gallareta.
Se podrá hipotetizar sobre lo que
puede ocurrir si gana uno u otro candidato tácito. Se discutirá en
estos 24 días si vamos o volvemos a tal o cual modelo. Lo que no se
puede discutir es que Ella, Cristina, asumió su rol de líder. Se
posicionó en el centro de la escena política, una vez más. Y eso,
hasta sus más acérrimos detractores, deben reconocerlo como una
virtud.
Será victoria o será derrota
electoral de Cristina. No porque lo diga algún analista avezado,
sino porque Ella misma lo decidió. Para el pueblo, el soberano, el
que “mete el papelito en la urna”, quedará definir si esa
derrota o esa victoria serán también y a su vez, una derrota o una
victoria para el país.
Gabriel Prósperi. Periodista.
29 de octubre de 2015.
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