martes, 28 de junio de 2016

HÉROES

   Verlo llorar desconsolado nos partió el alma ya partida. Había perdido la selección, pero en realidad todos entendíamos que había perdido él. Nunca lo habíamos visto así. Era la primera vez que nuestro capitán flaqueaba ante los ojos del mundo. Con la impotencia hecha carne y lágrima aceptó su medalla de plata y se hundió en el desconsuelo. Aquella noche triste de Diego Armando Maradona, en Roma, se iba a repetir casi calcada 26 años después con Lionel Messi, en Nueva Jersey.
   Cuando Messi perdió la final del mundo en Brasil no soltó una sola lágrima. El capitán pareció contener a propósito su emoción. Actuó como un verdadero líder: de pie y entero ante la derrota más dolorosa. Mientras sus compañeros se entregaban al justificado llanto del sueño hecho pedazos, él subía al estrado, íntegro y respetuoso, a recibir un premio para cualquiera imposible; para él, menor.
   Y aquella vez se escucharon feroces críticas hacia su actitud dentro y fuera de la cancha. Como que nada le importaba, ni el premio, ni la final, ni la selección, ni la bandera... Ni él.
   Un año después, en Chile, actuó de manera similar. Y volvieron las alevosas voces a levantarse en su contra.
   El domingo, en Nueva Jersey, al final, Messi lloró. ¿Eso querían? Eso hizo. Y después, en el vestuario, aún con los colores de la selección cubriendo su piel, tiraba la bomba: no va más. Igual que Maradona luego de aquella final en Italia; de aquellas lágrimas.
   Maradona volvió, sin embargo, a la selección tres años después para jugar su último mundial. La historia de Leo con la camiseta nacional tal vez tenga más noches todavía por transitar. Amén. Es que de sudor y de lágrimas; de victorias y derrotas; de elogios embusteros y críticas mediocres; de renuncias y arrepentimientos están hechas las vidas de los héroes. Estos héroes. Nuestros héroes.

                                                           Gabriel Prósperi. Periodista.

                                                           28 de junio de 2016.

No hay comentarios:

Publicar un comentario