viernes, 9 de enero de 2015

EL TERRORISMO, DE PICASSO A CHARLIE HEBDO


                Eric Hosbawm fue seguramente el intelectual marxista británico más leído de la historia. (Y él escribía la Historia). En uno de sus textos sentenció que hasta el mismísimo Engels se hubiera caído de espaldas si hubiera vivido en el siglo XX para ver el nivel de barbarie al que había llegado la humanidad. En el siglo XIX – el siglo de Engels, Marx, Hegel, Nietzsche, Schopenhauer, Comte – los conflictos eran, por decirlo así nomás, “civilizados”. Jamás se hubiera imaginado -ni aceptado - un ataque contra la sociedad civil. Hasta la Primera Guerra Mundial inclusive, los enfrentamientos geopolíticos se dilucidaban ejército contra ejército. Se discernían en campos de batalla, no en “ciudades” de batalla. Si necesitamos un mojón del terrorismo como hoy lo entendemos, podríamos pensar en Guernica. De allí en más, se sumaron los bombardeos indiscriminados, los bombardeos atómicos, los secuestros masivos, las deportaciones, las torturas, las desapariciones, los asesinatos en masa y ya no quiero poner más comas.
                La masacre de Charlie Hebdo fue el emergente de una nueva fase del terrorismo inaugurada, quizás, con las Torres Gemelas. Este 7 de enero, un puñado de fundamentalistas plantó la bandera del pánico en París, alma y corazón del idílico Occidente. Aquel 11-S, otro grupo lo hizo en Nueva York, cerebro y caja de Occidente. El mensaje en ambos casos fue: “No actuamos donde podemos, sino donde queremos”. 
En París, las caricaturas funcionaron como excusa ocasional. El objetivo inmediato fue matar a los dibujantes que habían ofendido al Islam. El objetivo ulterior y supremo fue mostrar que podían llegar hasta debajo de la cama de quien sea. El efecto, paralizar de miedo a la sociedad civil; una sociedad civil que en un primer momento repudiaría a los asesinos, pero luego, también, repudiaría e interpelaría a un Estado (“Su” Estado) que no los protege… ¿Qué no los puede proteger? Jaque a la Liberté, égalité, fraternité. 
                El video del policía ultimado de un balazo en el suelo, indefenso, aceleró los tiempos. El gobierno francés salió a tranquilizar a su pueblo con presuntos culpables entregados o identificados. ¿Fueron ellos? Quién lo sabe. Quién lo sabrá. Los medios replicarán y la Justicia fallará. Para el gobierno de un país central, como Francia, la debilidad política y la incertidumbre social son sus peores enemigas. Los norteamericanos, expertos de la muerte, crearon antídotos más certeros y expeditivos: George W. Bush fue y bombardeó a medio Medio Oriente. Obama, Premio Nobel de la Paz, no le esquiva al bulto. ¿Cuántas Guernicas fueron ya? ¿Cuántas Guernicas más serán? ¿Cuántos Picasso necesitamos? ¿Cuántos Charlie Hebdo faltan?

Gabriel Prósperi. Periodista.
8 de enero de 2015.

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