A su derecha y a
su izquierda, sendos telepronters con el discurso transcurriendo. Adelante,
gobernadores, toditos, toditos - excepto
el bueno de Das Neves, por razones obvias. Además, legisladores del palo y del palo y medio
(faltaron los K y los de izquierda y coso, pero qué importa, mejor… ). Y
jueces: jueces tipo Lorenzettis. Todos escuchando la refundación del
neoliberalismo en la Argentina de boca del ex presidente de Boca y ahora
presidente de acá. Lunes 30 de octubre. Ese día, sin embargo, le mejor noticia
no era que habían venido todos esos al pie. Lo mejor había sido la renuncia de
la matrona de los fiscales. Marcos Peña, cuando leyó la carta de Gils Carbó,
tarareó a Cerati: “Tarda en llegar, y al final, y al final, hay recompensa…”.
Un golazo sobre la hora que definió un campeonato. Tan gritado en Olivos como
el cuarto de Lanús a River, el martes a las 22:41. Ja jaaaa: gallineada y VAR
de por medio, Angelici le mandó al toque un wasap a Macri con un pulgarcito
para arriba. No, cuatro pulgarcitos para arriba. Es que la AFA y la Conmebol se
iban a dormir en paz, mientras D’Onofrio, aún no alineado, se sumía en la
pesadilla que había adelantado sin prueba alguna Fantino en su misa amarilla
diaria.
El miércoles, un
twitt de Tinelli avisaba que se suspendía el aquadance en su programa. Era el
último de una furiosa cadena que había empezado la semana anterior en contra de
la compra de Indalo por parte de un insondable grupo inversor. El zabeca de
Bolívar habló de “extorsión” y se preguntó: “¿quién lo banca?”. Volvían los
fantasmas del 38 a 38 en la memorable elección de la AFA de diciembre de 2015.
Angelici mandó por wasap 38 emoticones cagándose de risa.
El jueves,
mientras los zócalos de las pantallas despedían doloridos a una adalid del
bolero y del pensamiento de derecha, en La Plata se decidía la suerte de otro
no alineado: el juez Luis Federico Arias. Como se esperaba, lo suspendieron en
un jury cuyos fundamentos son… (cri, cri, cri…). El sciolismo ya lo había
intentado. El macrismo tomó la posta y no lo dudó. ¿Independencia judiqué…?
Mientras tanto, allende el Riachuelo, la CGT repudiaba el plan de reforma
laboral. Hasta Moyano, aliado estratégico del macrismo, pidió meter freno de
mano. “¿Qué freno de mano, Huguito…? La gente votó, acordate. La gente ya
votó…”. Dietrich no andaba con chiquitas. El Poseidón de los camiones lo sabía.
Ya no era la Banelco: ahora era Comodoro Py. O peor, Ezeiza.
Y así se lo
demostraron a Don Hugo y a todos en el desayuno del viernes. Mientras Clarín
nos anunciaba desde su tapa que Santiago Maldonado se había ahogado ahí donde
lo encontraron y nos reclamaba a todos pedir perdón a Gendarmería y a Pato, Amado
Boudou, rockero y ex vicepresidente, aparecía en patas y joguineta a punto de
ser esposado. Acto seguido, lo pasearon y lo mostraron en vivo como a un Cristo
hacia el Gólgota, desde su casa a Prefectura y de Prefectura a Comodoro Py. “¿Y
ahora quién sigue…?” Je je je. El periodismo independiente comenzó ronronear
las siglas CFK. El jefe de gabinete cereatizó su rutina una vez más: “Nadaaaa,
oh, oh, oh. Nada personalllll. Oh, oh,oh…”.
El presidente
prepara las valijas para viajar a Estados Unidos. Será el corolario de una
semana llena de victorias. Una semana clave en el devenir de su gobierno. Si
todo le sale como quiere, sin dudas, será recordada como la semana de oro
Macri.
Gabriel Prósperi. Periodista.
4 de noviembre de 2017.
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