Daniel se embala. Alza la voz y sus
palabras, oh milagro, fluyen como el río hacia el mar. Frente a sus
ojos las banderas ondean; las bocas se abren en gritos; las palmas
explotan unas contra otras. Aún en medio del éxtasis tiene tiempo
de mirar de reojo a su izquierda. Sí, esas manos, con uñas
artísticamente cuidadas, se baten también al compás de su voz. Y
lo impensado ocurre: ella se levanta y lo aplaude de pie. Y todos la
siguen. Y él – que no es Él – se siente por primera vez
invencible. Ya no escucha su voz, ni las palmas, ni los bombos, ni
los vozarrones aduladores. Todo se acalla al tiempo que sus ojos
comienzan a ver la meta, allá adelante, cerca. Se siente galopar
sobre las olas. Adivina el sol cayendo platinado sobre su nave.
Descubre el mestizaje de lasgotas de sudor y las lágrimas de
emoción. Y logra escuchar cada sonido, cada “cric”, cada “crac”.
Está todo dado. Tiene que ser. La carrera final. Daniel, allí, sólo
piensa en un cosa: “que no pase nada... Que no pase nada...”.
Mauricio creyó que nunca le iba a
pasar a él. Se siente mal, como defraudado. Él, justo él, expuesto
al mundo como el adalid del “anti”, ahora viene a ser víctima
del “anti”. Casi la mitad de los porteños fueron “anti-él”.
Porque no cabían dudas. Por primera vez el enemigo a batir no era el
enemigo a batir. Era otro que a su vez se convirtió en imagen del
“anti-él”. ¿Qué pasó acá? “¿No me habían dicho que
ganábamos por goleada? ¿No me habían asegurado que con el cómico
íbamos a ganar Santa Fe? ¿No me habían requeteafirmado que el
pacto con los radicales nos auguraba un festejo en Córdoba?”. Y
Mauricio, en ese instante, entiende que no conviene ser “anti”. Y
más aún: lo entienden los que lo vuelven a convencer, como tantas
otras veces. “Andá y decí esto”. El último manotazo antes del
colapso: terminar con el “anti”. Y entonces, sí a YPF y a
Aerolíneas y al Fútbol para todos y a la Asignación por hijo.
Mauricio, aún cansado por el baile de los globitos, hace fuerza para
que lo increíble suene creíble. Ni él quiere escuchar sus
palabras. Mientras habla ante los ojos impávidos de sorpresa de los
periodistas, Mauricio sólo piensa en una cosa: “que pase algo...
Que pase algo...”.
*Panketing. Dícese del neologismo que
mezcla dos conceptos, panqueque y marketing, basado en los
sorprendentes timonazos de ciertas fuerzas políticas que recurren a
estrategias claramente contrarias a sus doctrinas para tratar de
ganar unos cuantos votos más. Si funciona o no, lo veremos a partir
del 9 de agosto.
Gabriel Prósperi. Periodista.
23 de julio de 2015.
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