No es el gobierno: es el modelo
neoliberal. Hay que tener claro el objetivo. Porque este gobierno va
a fracasar. Y lo mostrarán fracasado aun aquellos que lo pusieron en
ese lugar. Y mostrarán a otro para suplantarlo. Otro, que garantice
sus intereses de clase. Otro, que proteja sus negocios. Otro,
neoliberal.
Leo que ahora quieren frenar el freno
a las retenciones al campo. Y el campo se queja. Cruje el gobierno.
Escucho a un ministro decir “el gobierno está más sólido que
nunca”. ¿Y quién lo duda? ¿A quién le habla el ministro? ¿A
nosotros o a aquellos que ahora los ven de reojo buscando una
alternativa por Salta, Tigre o los estudios de algún canal de
noticias amigo?
Volver al FMI es garantizar el modelo
neoliberal. Para el actual gobierno macrista-radical, es casi tirar
la toalla. Para la clase que ellos componen y representan es un
reaseguro de sus negocios. Porque la clave está allí: en la clase.
La burguesía argentina nunca apostará a un capitalismo de
desarrollo nacional. Siempre será apátrida y extranjerizante. Su
génesis no varía con el paso de los decenios. Vender, cobrar y
fugar en dólares: ese es su objetivo. Y busca gobiernos que vigilen
esa “normalidad”. Seguramente, este gobierno prontamente será
mostrado como inútil para llevar adelante las “cosas que hay que
hacer”. Serán simplemente malos gestores de la cosa pública. Y
retornaran a su cosa privada ¿Hay otros por ahí? La cola está: no
hace falta describirla.
El canto contra el FMI en el obelisco
es muy importante. Pero lo será si es un canto contra el
neoliberalismo; no contra este gobierno. El MMLPQTP es un recurso
folklórico de expresión popular que muestra bronca. Pero esa bronca
no deconstruye aun el relato del poder real. Porque el mercado sigue
rigiendo nuestras vidas. Y eso sigue siendo la normalidad.
Los 24 de marzo son ya una marca a
fuego del “Nunca más” al terrorismo de Estado. Los 25 de mayo
deben conllevar en su entraña popular otra marca indeleble para la
historia. El himno de este viernes tiene que dejar en claro y para
siempre que el grito sagrado es Neoliberalismo, nunca más.