sábado, 26 de noviembre de 2016

FIDEL Y LA SOPA

   “Del exterior: al enterarse de que Mafalda va a tener un hermanito, los rusos iniciaron la demolición del muro de Berlín, árabes e israelíes llegaron a un acuerdo, Fidel Castro decidió llamar a elecciones...”*. En aquellos álgidos 60's, Mafalda pensaba mucho en Fidel. Por ejemplo, sentada frente a su plato más deplorado, cavilaba: “Si él dijera que es buena, aquí dirían que es mala... ¡Y la prohibirían! ¿Por qué ese cretino de Fidel Castro no dice que la sopa es buena?”**.
   Mafalda no quería a Fidel, como no lo quería el paradigma político occidental de turno. Mafalda era una defensora de la paz y de las libertades individuales. Y Fidel, por supuesto, nada de eso: era un dictador. Y un dictador comunista. Ahora, ¿había paz y libertades individuales plenas en la Argentina de los 60's? Mafalda tampoco dudaba: “¿Ves...? – le decía a Miguelito, tocando el bastón de un policía federal – … este es el palito de abollar ideologías”***. Mafalda era una demócrata. Pero si de dictaduras se trataba, no había peor que la de Fidel.

   Con el tiempo, Mafalda y Fidel se fueron amigando. Tanto que en los 90's el Estado cubano, a través del Instituto cubano del arte e industria cinematográfica, auspició una serie animada con los dibujos de Mafalda en donde también primaba la crítica social, como en las tiras originales. Claro, había pasado el tiempo y reinaba el neoliberalismo. En los 90's, la historia no sólo había absuelto a Fidel sino que había demostrado que Occidente no era La Meca de la democracia, la paz y las libertades individuales. Todo lo contrario: en los 30 años desde aquella tira de la sopa, la pobreza, el estancamiento cultural, el terror político, la crisis del Estado de bienestar, la decadencia económico-social habían crecido sin freno en Occidente, pero sobre todo, en América Latina. Excepto en Cuba.
   “La sopa es a la niñez, lo que el comunismo es a la democracia”****. Después de cinco décadas y ya sin Fidel, pero con la revolución todavía viva, hoy tal vez Mafalda revería aquella frase suya frente a otro de sus odiados platos de sopa.

                                                                                       Gabriel Prósperi.
                                                                                       26 de noviembre de 2016.

*        Mafalda 4. Quino. Ediciones de la flor.
**      Mafalda 4. Quino. Ediciones de la flor.
***    Mafalda inédita. Quino. Ediciones de la flor.
****  Mafalda 1. Quino. Ediciones de la flor.

jueves, 10 de noviembre de 2016

CAMBIARON FUTURO POR PASADO



Los ciudadanos estadounidenses no votaron mirando al futuro; votaron mirando al pasado. A un pasado añorado: la era Reagan. ¿Trump es Reagan?
En la consideración del Homero medio, el de Ronald Reagan fue el mejor gobierno que jamás ha tenido. Hacia el interior del país, hubo un crecimiento histórico de la actividad industrial, casi pleno empleo, mayor capacidad de consumo y menor presión tributaria. Y a nivel internacional, Reagan lideró la restauración de una agresiva política del garrote que colocó nuevamente a los Estados Unidos a la ofensiva contra el enemigo rojo del Este. Como dijo el bueno de Ronald (que no es McDonald): “Hagamos a Estados Unidos grande otra vez”. Como lo repitió el bueno de Donald (que no es el Pato): “Hagamos a Estados Unidos grande otra vez”.
Reagan y Trump tienen un no-origen común: exógenos de la casta política tradicional. Reagan fue un olvidable actor que devino primero en gobernador y luego en presidente. Trump, un excéntrico empresario que se cansó de la monocorde vida de megamillonario y que eligió ir por la aventura de la Casa Blanca. ¿Qué mejor referente para el renacer del “american way of life” que un tipo que realizó todo lo que se propuso… Hasta ser presidente?
Allá afuera, el mundo arde. El fuego todavía no prende cerca. Pero si empezara a quemar, qué mejor que un anti-todo-lo-extranjero para estar a resguardo. Trump será el bombero del incendio que Hillary ayudó a madurar. ¿Quién no pensaría así si viviera allá, arriba, donde se corta, se cocina y se come el bacalao?
El slogan de este election day bien podría ser el furcio de una candidata electa por estas pampas hace muy poco: “cambiamos futuro por pasado”.

                                                               Gabriel Prósperi.

                                                               9 de noviembre de 2016.