jueves, 29 de octubre de 2015

CRISTINA Y LOS CANDIDATOS TÁCITOS



La Presidenta va al ballotage. Ella. Ella que es el proyecto nacional y popular. Ella, que son las conquistas y los derechos y todos los etcéteras que quieran. Ella que es la verborragia, la soberbia, la altanería y todos los otros etcéteras que quieran. La victoria o la derrota serán de Ella. Así será. Y lo dejó en claro Ella misma, anoche, ante los patios militantes, ante las cámaras, ante el país, ante los candidatos innombrados.
Y no es casualidad que no hayan sido nombrados uno y otro candidato. Ellos son sujetos tácitos, porque el sujeto presente y encarnado de la próxima elección, será Ella, Cristina, la presidenta, la “jefa”, como la vitoreaban los militantes enjugados en lágrimas. En, quizás, el discurso más esperado de los últimos cuatro años, Cristina interpeló al pueblo elector. Mirándolo a los ojos a través de la cámara que le apuntaba, personificó en sí misma el proyecto, sus logros y su proyección. Descarnadamente, se hizo cargo de lo que vendrá. Y en ese hacerse cargo, puso todo blanco sobre negro: el ballotage no será entre uno y otro hombre; el ballotage será entre un sí o un no al proyecto. Entre un sí o un no a Ella. Otra vez, como en 2011, será el 54 %, sólo que esta vez, a favor o en contra. Pato o gallareta.
Se podrá hipotetizar sobre lo que puede ocurrir si gana uno u otro candidato tácito. Se discutirá en estos 24 días si vamos o volvemos a tal o cual modelo. Lo que no se puede discutir es que Ella, Cristina, asumió su rol de líder. Se posicionó en el centro de la escena política, una vez más. Y eso, hasta sus más acérrimos detractores, deben reconocerlo como una virtud.
Será victoria o será derrota electoral de Cristina. No porque lo diga algún analista avezado, sino porque Ella misma lo decidió. Para el pueblo, el soberano, el que “mete el papelito en la urna”, quedará definir si esa derrota o esa victoria serán también y a su vez, una derrota o una victoria para el país.

Gabriel Prósperi. Periodista.

29 de octubre de 2015.

sábado, 17 de octubre de 2015

PERONISTAS ANTI-PERONISTAS Y ANTI-PERONISTAS PERONISTAS



   “El gobierno nacional no convoca a la celebración por el 17 de octubre porque el kirchnerismo no sacraliza la figura de Perón. Esta postura es inherente al pensamiento del peronismo de izquierda que está en la matriz ideológica del kirchnerismo. Fíjese que en 12 años, el gobierno nacional no inauguró ninguna estatua de Perón. Paradojalmente, fue Macri quien sí lo hizo...”. Definiciones de Mario “Pacho” O' Donell en una entrevista que pude hacerle esta semana. Definiciones que me hicieron pensar en los muchos rostros que aún hoy sigue teniendo Perón.
   En efecto, el gobierno nacional no ensalza la figura de Perón como sí lo hace con la figura de Evita. A Perón lo coloca en el panteón de los líderes populares redimidos en la época, como Dorrego, Rosas, Güemes, Juana Azurduy, Yrigoyen, Alfonsín, pero está en ese mismo estante. Un líder más, no EL LÍDER, así con mayúsculas.
   Por su parte, sectores abiertamente anti-peronistas revalorizan la imagen de Perón, sobre todo en épocas electorales. Mauricio Macri, líder del Pro, un partido que vendría a reencarnar los viejos anhelos de una derecha conservadora democrática y competitiva, a la manera del Partido Demócrata Progresista de Lisandro de la Torre, inauguró hace pocos días una estatua de Perón. Pero atención: una estatua del Perón del regreso, del Perón del 73-74, el Perón “realista” para unos, y el Perón de la “desilusión” para otros. El Perón de la “más maravillosa música”. El Perón de los “imberbes y estúpidos.” El Perón de traje y corbata. El Perón de la burocracia.
   Y fue el propio Perón el que alimentó en vida esta pluralidad conceptual. El Perón conciliador del '45, del “de casa al trabajo y del trabajo a casa”, no es el Perón enfurecido del '55, del “por cada uno de los nuestros caerán cinco de ellos”. El Perón exiliado de “la violencia del pueblo no es violencia, sino justicia”, no es el Perón aburguesado del discurso de “los imberbes y estúpidos”. El Perón de Evita no es el Perón de Isabel.
  Perón fue un brillante estadista, un consuetudinario militar, un notable intelectual, un inigualable orador y el indiscutible mentor de un movimiento que fue para acá, para allá, para arriba, para abajo, para la derecha y para la izquierda. Como él. Por eso, hoy, 70 años después, los peronistas pueden ser anti-peronistas y los anti-peronistas, peronistas.

Gabriel Prósperi. Periodista

17 de octubre de 2015.